Reproducción parcial del artículo del Lic. Héctor Giulliano: “Alerta Amarilla sobre la Deuda Pública”; publicado en Revista Patria argentina.
La palabra desendeudamiento es un eufemismo que se utiliza para decir pagar, porque tal es la acción concreta de las autoridades y porque el stock de la deuda pública no baja sino que cambia su composición y sólo desacelera -en parte y transitoriamente- su ritmo de crecimiento.

El gobierno está realizando pagos a organismos multilaterales de crédito (Banco Mundial, BID y antes FMI) y también está efectuando fuertes pagos a determinados acreedores privados, empleando para ello activos financieros extra-ordinarios y/o auxiliares del Estado: reservas internacionales del Banco Central (BCRA), adelantos transitorios al Tesoro, utilidades del Banco y de la ANSES, recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Previsional que administra la ANSES, recursos de la coparticipación de impuestos tomados del Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y préstamos de diversos entes u organismos nacionales (Banco Nación Argentina, Fondos Fiduciarios, AFIP, Lotería, PAMI, etc.).
Este cambio en la estructura de la deuda por tipo de acreedor significa que una gran parte de las deudas con terceros se esta pagando a costa de aumentar la deuda intra-Estado, que llegaría hoy a casi la mitad de la deuda performing o normalizada de la Administración Central.
De hecho, el objetivo es pagar.
Empero, pese a los pagos extra-ordinarios citados y a las reducciones de monto obtenidas en los canjes de bonos públicos realizados, el stock de deuda oficial no sólo se mantiene creciente sino que, en lo concreto, el Presupuesto 2011 prevé un incremento neto de la deuda de 9.400 millones de dólares (MD) durante el ejercicio (producto de cancelaciones por 2 7.400 MD contra toma de nueva deuda por 36.800).
Y ello, considerado sobre un stock de deuda pública tan cuestionable como incompleto.
E1 tema es que estas informaciones no reflejan el real cuadro de situación del endeudamiento argentino porque:
1. Omiten el peso de la deuda no registrada.
2 . Muestran indicadores equívocos.
3. Las cifras no abarcan la totalidad de la deuda pública argentina.
El índice Deuda/Producto
El gobierno dice estar desendeudándose porque paga parcialmente deuda externa a organismos internacionales
y acreedores privados, aunque lo hace con recursos extraordinarios y transfiriendo deudas crecientes al propio Estado (deudas que no tienen capacidad de pago demostrada). Para ello soslaya el problema de la deuda no registrada y esgrime como argumento no la reducción del monto en valor absoluto de la deuda sino en porcentaje del Producto Bruto (PBI).
Este índice Deuda/Producto embargo, es discutible porque no refleja debidamente la capacidad de repago y porque toma en cuenta sólo la deuda de la Administración Central y no de la deuda nacional en su conjunto.
Una de las fallas importantes en el manejo de la información de la deuda argentina reside justamente en acotar el problema al Estado Central, separándolo de la totalidad de las jurisdicciones públicas del país, como si el stock de la deuda no pesara en forma consolidada sobre las finanzas de la Nación.
Estrictamente hablando no es valido hablar de un índice Deuda/PBI manipulado o no – circunscribiéndolo a comparar la deuda del Gobierno Nacional contra el PBI de todo el país, es decir, omitiendo computar la deuda de provincias, municipios, empresas del Estado, fondos fiduciarios y entes u organismos públicos en general, deuda cuasi-fiscal del BCRA y deuda contingente por juicios contra el Estado con sentencia en firme: no es consistente comparar la deuda sólo del Estado Central -es decir, con un numerador más chico del índice- contra el PBÍ de todo el país.